¡PERDÓNALAS SEÑOR!
Soñaba con que un día
Se casarían sus hijas,
Vestidas de tul blanco…
Brillantes como un sol,
Y que le pedirían
Contentas y orgullosas,
Que fuera el padrino
Y las brinde ante Dios.
Él les dio el cariño
Que dan los buenos padres,
Y junto con la madre
Nada les hizo faltar,
Y construyó su casa
Haciendo mil sacrificios,
Como lo hace el “hornero”
Luchando sin cesar.
Y se ganó el respeto
De la gente del barrio,
Que vio en Don Hipólito
A un padre ejemplar,
A un amigo sincero…
A un esposo cariñoso,
Y a un hombre con mayúscula
Digno de imitar.
Pero la mala suerte
No hizo cumplir sus sueños,
No salió de padrino…
Ni pudo festejar,
Sus hijas se casaron
De largo vestido blanco,
Sin avisarle siquiera
Que iban al altar.
Salieron de la casa
Escapando del hombre,
Que les dio la vida
Y les brindó un hogar,
Golpeando sin piedad
El corazón del pobre,
Que por los vecinos
Se tuvo que enterar.
¿Cómo habrán podido
Tener paz en sus almas,
Y en el divino templo
Sellar nomás su amor?
Si se han olvidado
Del padre… (Nada menos).
¡No saben lo que hicieron…
Perdónalas Señor!
Gabriel Tejo
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