Gerardo Scioscia
UN DIA, UN VERANO
Transito una y otra vez la calle que lleva al mar con mi barbijio puesto, -como aconsejan los sanitaristas- lo hago como tantos mas. En la playa, solo hay bañistas y pieles que besa Febo. El del mar se mezcla con las voces de los vendedores, que pregonan su mercaderia. Un bañista entra al agua y otros salen. La vida bulle porque el aire, el sol y el agua invita llegarse al lugar.
Todo es vida mientras el sol bendice con sus rayos, sin embargo, al caer la tarde, un desfile de cuerpos cansados, retornan por el sendero que antes lo acerco al agua, pero ahora, los aleja. Las sombras desaparecen y la noche se adueña de el lugar, sin embargo mañana y mientras dure este verano atipico, la escena se ha de repetir una y otra vez.
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