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COSAS DE LA VIDA


Gerardo Scioscia 

COSAS DE LA VIDA 

No siempre uno puede hacer lo que le gusta en el momento justo, pero la vida da revancha. Era de pantalones corto cuando en la escuela N* 11 Congreso de Tucumán, una de mis maestras pregunto que pensaba hacer de grande y mi respuesta no se hizo esperar "trabajar en radio y televisión ", por lo me felicito, aunque interpreto algo muy distinto a lo que yo deseaba ser, que no era pecisamente ser técnico en esos aparatos. 

 

Por entonces vivia escuchando los radio teatros de Audón López, Juan Carlos Chiappe o de Héctor Bates. A toda hora estaba al lado de la radio que teniamos en casa.Tambien me deleitan escuchando a los niños actores del Teatro Infantil Juancho y soñaba con ser alguno de ellos, pero no pudo ser. 

Ese era un tiempo de juegos y de sueños. En la escuela mencionada y en una fecha patria tuve que recitar una poesía, pero allí senti lo que es el pánico escenico; no pude articular palabra y me bajaron del escenario. De todos modos jure vengarme de ese mala jugada del destino. En el barrio eramos bastante traviesos, y en cercanías de la celebración de San Pedro y San Pablo defendiamos a gomerazos la montaña de ramas que juntabamos para luego hacer la hoguera tradicional. Pero también se hacían cosas mejores. 

Una de ella me permitió estar en contacto por primera vez con el teatro.En un baldío a poco mas de una cuadra de mi casa, un vecino un año mayor, se le ocurrió improvisar un pequeño teatro con palos y bolsas de arpillera que aún me parece verlo en mi recuerdo. Con unas viejas latas de aceite y velas adentro se logró la iluminación del mismo. Aunque no recuerdo el nombre, la obra trataba de reyes y cosas similares dirigida por por el impulsor de ese pequeño teatro. Al estar en contacto con esos elementos, el fuego por la actuación se reavivó con más fuerzas, aunque pasaron algunos años para que pudiera tener esa experiencia. 

Tiempo despues de ese vecino no tuve mas noticias, con sus padres de habia mudado y al pasar los años él, se convirtió en un exitoso empresario del espectáculo. Aunque su apellido me sonaba no su nombre. Sin embargo, al leer una nota donde figuraba su nombre completo, entendi que era esa persona que en Lanús Oeste habia convocado a los pibes del barrio con su teatro de arpillera. Le escribí y poco después recibi su respuesta en la que me dice tener buenos recuerdos míos.

El no actúa, produce, Yo como aficcionado, hice mi primera experiencia a los 17 años y siguió luego de casado un tiempo más. Ahora solo desde hace cuatro sigo con el mismo empuje en obras de la Escuela Municipal de Comedia Musical de Lomas de Zamora, donde pienso estar mientras me dejen entrar.

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