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PECES DE PLATA


PECES DE PLATA 
Dos niños traviesos urdieron un plan para engañar a un pescador que todos los días llegaba a orillas de una laguna en busca de algún pez. 

Ocurre que el espejo de agua no era demasiado extenso y tampoco muy profundo, por lo que nunca lograba atrapar alguno, pero don Luis, que era un viejo pescador curtido por el agua de mar y ya retirado de esa labores, todas las tardes llegaba allí para intentar atrapar algún pez. En la orilla desplegaba sus elementos y luego lanzaba la línea al agua, para finalmente dormir una siesta en un cómodo sillón que siempre portaba. Al despertarse, todo lo que había preparado se encontraba en las mismas condiciones, por lo que recogía sus elementos y se marchaba. Así todas las tardes.
Nadie más que ese viejo pescador frecuentaba la laguna, porque todo el vecindario sabía que allí no existían peces para capturar, aunque don Luis repetía las visitas una y otra vez. Al verlo en esa tarea, un par de pilluelos decidieron una tarde hacerle una broma. Mientras dormía, los pequeños engancharon en el anzuelo que estaba al final de la línea, un enorme bagre que previamente habían conseguido en una pescadería del pueblo. Luego se alejaron. Al caer la tarde, don Luis se despertó y comenzó a recoger su línea que notó pesada. Una vez en la orilla pudo ver prendido al enorme bagre, pero no dio importancia al hecho. Lo desengancho e hizo un pozo en la tierra para colocarlo allí y luego lo tapo. Concluida la tarea volvió a su casa cerca de allí.
A igual como una escena ensayada por los actores una y otra vez, esta se repitió varias tardes. El viejo pescador lanzaba su línea y los niños enganchaban un pez a ella. Sin embargo un día, Don Luis decidió cambiar su rutina. Había resuelto pescar por la mañana y entonces llegó a su puesto habitual cargando ya no el sillón donde reposaba, sino una canasta tapada. Eso llamó la atención de los pequeños que a toda hora andaban lugar y miraban de lejos. Fue un lance tras otros lo que despertó la curiosidad de los jóvenes. Al ver acercarse a los chicos, el viejo pescador recogió el hilo y apareció en el anzuelo un inmóvil pez de plata. Asombrado los chicos preguntaron si había pescado más de esos peces, ¨claro, llené la cesta ¨ les dijo y mostro la captura realizada. Explico a los asombrados niños que ¨este tipo de peces solo se logran en esta laguna durante la mañana y antes del mediodía¨. Sin escuchar más, los chicos corrieron a difundir la noticia entre el vecindario.
Fue así que a la mañana siguiente, el espejo de agua apareció rodad o de pescadores intentando capturar los¨ peces de plata ¨ que habían mencionado quienes se habían burlado varias veces del viejo pescador. Más tarde y desde lejos, Don Luis vio como los frustrados pescadores regresaban a sus casas sin captura alguna. Al día siguiente los pequeños que habían difundido la noticia fueron objetos de numerosas burlas. En cambio el abuelo Luis por la tarde continuó con sus siestas a orillas del agua sin ser molestado, mientras su línea permanecía en el agua como era costumbre y quizás, soñando atrapar un gran pez, como cuando estaba embarcado en uno de los pesqueros en los que había trabajado.

 sciosciagerardo@gmail.com

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