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DETRÁS DE BANBALINAS
Por: GERARDO SCIOSCIA
Mientras en el escenario todo está listo para salir, fuera de la vista del público, es decir detrás de bambalina, varios actores también esperan su momento para presentarse. Son los segundos previos al comienzo de la función, y el nerviosismo gano a todo el elenco. Las luces de la sala se apagan luego de la contraseña correspondiente. Detrás del telón está todo listo, pero los corazones de los protagonistas de la obra parece que van a estallar. De modo simultáneo se descorre el telón y encienden las luces que iluminan el escenario. Un segundo más y ellos ya no serán ellos, porque se pondrán en la piel del personaje que les toco de acuerdo al reparto realizado previamente el director. Si bien en un segundo se transformaron y les desaparece esa extraña sensación que sienten poco antes de enfrentar al público, detrás de bambalinas, hay nervios y mucho. No puede ser de otro modo, es la noche del estreno de una obra teatral. Es el debut de la pieza y quizás también, de uno o varios actores.
Mientras se observa el desarrollo de las primeras escenas, en el camarín están quienes salen a escena ya avanzada la obra, y ellos aún se están maquillando o retocando el vestuario. Todo es frenesí. En la pata derecha y fuera de la vista de los espectadores un mucamo aguarda el pie de unos de los personajes para entrar a escena. Tiene todo listo. La bandeja en la mano con las tazas de té que debe servir a los dos personajes sentados en torno a una pequeña mesa. Sin embargo, el, se mueve nervioso y mientras aguza su oído para escuchar a su compañero cuando diga la frase que le abrirá paso a la escena, también mentalmente repasa su parlamento que es apenas una frase: ¨ el té azucarado como ha pedido. Necesita algo más la señora¨.
Al igual que el resto de los actores, sabe que al mostrarse al público, desaparecerá todo temor porque ya no es él, sino el ¨el camarero ¨qué pensó el autor de la obra y le marco su director. Cumplida su escena, volverá al punto de partida, sin descuidar la pose adquirida antes de ingresar. Con movimientos mínimos y con voz apenas imperceptible, sus compañeros lo saludan por su correcto desempeño. No podía ser de otro modo. Es que su compromiso con el personaje fue muy fuerte, pese a que su participación en escena sería breve, apenas un instante. Sin embargo logro convertirse en el mucamo requerido en la obra a través de los múltiples ensayos.
El camarín ya está libre. Todos los personajes de la obra esperan su momento detrás de bambalinas. Varios actores ya pasaron por el escenario, mientras que los otros que esperan salir sienten la misma adrenalina de sus antecesores por lo que nerviosos repasan su libreto. Quienes ya cumplieron su rol en el primer acto, vuelven a camarines a esperar el comienzo del segundo. Todo es un hervidero. Sobre el escenario, los juegos de luces cambian para sumar o restar iluminación, como también cambian los personajes y las escenas mientras se acerca la caída del telón. Todo lo que sucede detrás de bambalinas es imposible de explicar o entender. Solo quien ha vivido esos momentos puede comprender que el pánico escénico vive con uno hasta el instante de salir a escena. Si, todo termina allí, porque nace el personaje al tiempo que muere uno.
sciosciagerardo@gmail.com
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