“UN BOLERO MÁS”
(Prosa poética)
Se besaban y se besaban, estaban como locos y a mí me producían un extraño deleite, que me recordaba mis mejores horas de amor–cuando
era joven, claro- y estudiaba en Bellas Artes. Pero eso hacía ya tanto tiempo, ahora solamente soy un pobre viejo andrajoso, -que se conforma igual si tiene la oportunidad- de gozar mirando como lo hacen los otros.
Aquél espectáculo que me tenía como un asistente gratuito, me ser-
vía para darme por satisfecho de concluir un día más de mi miserable vida
-vida de mierda- que ya ni sé cuánto tiempo hace que la vengo viviendo.
Ella… estaba seductora en el asiento y los labios de él le recorrían los
pechos como un bebe con hambre. Las llamas del placer y del deseo les danzaban en sus cuerpos y en sus almas. Se oía tenuemente algo de música. Le dí un trago a la botella de vino y luego me refregué la mano por mí
sedienta boca.
Que hermoso era todo aquello, la mujer demostraba ser una exper-
ta amazona montada en un furioso potro. El reflejo de la luna hacía que
sus apasionados senos, se vieran más blancos todavía. Jadeaban y jadeaban como dos animales cansados, que parecían haber escapado de un paisaje surrealista de Dalí. De pronto… sonaron dos disparos –que me hicieron estremecer hasta el espanto- estallaron los vidrios y corrió un hombre
con un revólver que le brillaba en la mano.
Ahora la música se podía oír muy bien… el precioso espectáculo había terminado de una manera inesperada. Y yo… solo atiné a escurrirme
por el parque –sigiloso como una culebra- mientras “LOS PANCHOS” continuaban cantando un bolero más…
Gabriel Tejo
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