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PENAS Y MAS PENAS

PENAS Y MAS PENAS 
Gerardo Scioscia
Apenas amanecia cuando aquel hombre con paso cancino llego a la playa desierta. Un par de gaviotas parecian saludarlo pero las ignoro, al igual que lo hiciera en días anteriores. Es que hacia tiempo se llegaba hasta ese lugar con un solo propósito: arrojar sus penas al mar y que ėste las lleve lejos. 

Sus intentos fueron varios, pero todos fracasaron. Sin embargo esa mañana estaba dispuesto a terminar con esa misión. Ocurre que, por el oleaje, las penas que arrojaba al agua no pasaban mas allá de algunos metros, por lo que pronto regresaban a la playa.
Fue quizas por consejo de algun entendido que supo que debía pasar la rompiente, y solo así, sus penas desaparecerian mar adentro. Dispuesto a terminar con ese tormento. fijo su vista en el punto distante y allí donde la espuma blanca se deslizaba sueve para luego transformarse en furiosa ola, el hombre enderezo sus pasos con la mirada fija en el horizonte. Entre tanto, las gaviotas giraban sobre su cabeza.
Las olas, que golpeaban con fuerza sobre su cuerpo lo tumbaron varias voces, pero siguio hasta donde le aseguraron que, si desde allí arroja sus penas al mar, podría liberarse de ellas. En esa playa desierta las sombras se alargaban lentamente y solo el mar y esas dos gaviotas, fueron testigo mudos de esta historia.

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