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POR UN AMOR ETERNO


POR UN AMOR ETERNO 
Cada vez que llegan a el verano, Tito sentía que algo dentro de el cambiaba. Por momentos parecía feliz y en otros, caía en un enorme silencio y sus amigos nunca supieron el porque. De todas maneras desde pequeño el esperaba esa estación del año para reencontrarse con la playa y el mar y quizás, con otros recuerdos. 

Luego de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, el momento del viaje habia llegado. A principios de enero ya tenia todo listo para salir rumbo a Mar del Sur, una localidad Balnearia ubicada en General Alvarado y distante a unos 480 kilómetros de Buenos Aires. Alli de pequeño y adolescente pasó muchas vacaciones con sus padres, pero ahora sería diferente porque estos habían fallecido hacia algunos años.
La distancia no era problema para Tito y, aunque hace tiempo que no circula por ella, esa ruta la habia recorrido tantas veces acompañando a sus padres, que la conocía como la palma de su mano, como también conocía cada rincón de la casa que alquiló para estar allí todo el verano, ya que es la misma que ocupaba con sus progenitores todos los años, y siempre la segunda quincena de enero. Era un chalet levantado sobre las piedras del acantilado y construido de espalda al mar por los vientos que soplan por esa zona. Para él y su familia, la playa y el mar tienian un encanto especial. Pero ahora era diferente; iba solo y por primera vez después de muchos años, su estancia alli seria más prolongada.
 En su camioneta cargó todo, repaso mentalmente si estaba todo bien y se puso en marcha. Antes de salir a la ruta nacional 2, se detuvo a completar en tanque de combustible y luego, retomo el camino. En el auto solamente iban él y sus pensamientos. Estaba feliz. Como no estarlo, hacia unos meses habia obtenido su jubilación como bancario y por primera vez tendría prolongadas vacaciones.
En el viaje y por momentos, en su rostro asomaba una sonrisa cuando se veía descalzo corriendo por la playa, pero al recordar a Maria, la joven que había conocido y que ya no estaría esperándolo, se ponía muy triste por ese recuerdo. Ella tenía 18 años y se habia ahogado tiempo atras. Por entonces el era un joven veinteañero y estaba enamorado de la joven. Aunque había sido un romance de verano, ellos querían perpetuarlo por lo que volvieron a encontrarse al año siguiente. En el segundo encuentro, y sin saber lo que ocurriría poco después, se prometieron amor eterno.
El viaje era largo y monótono, por esa razón los recuerdos de aquel pasado fluian en su mente. Ese año como en el anterior, el lugar de encuentro era siempre el mismo; la playa semidesierta. Allí, en un juego de niños y no tan niños pasaban horas paseando o nadando en el mar. Sin embargo ese momento de felicidad que vivían ambos, se interrumpiria bruscamente. Fue una tarde poco aconsejable para estar nadando en la zona. Sin embargo, desafiando a las altas olas que con inusitada fuerza llegaban a la playa ellos se lanzaron al agua. Estaban alejados de la orilla, cuando un fuerte viento comenzo a soplar mar adentro. La joven quiso volver, pero no podía hacerlo y comenzó a ser arrastrada por el oleaje frente a un Tito impotente para ayudarla. Escucho sus pedidos de auxilio y luego solo ai viento y las olas.
Aunque estaba solo en el automóvil, escucho con claridad el desesperado " ayúdame Tito". De aquel suceso ya habían pasado 45 años.
La ruta estaba despejada, por lo que el viaje duro menos de lo esperado. Al pasar Mar del Plata sintió que ya estaba muy cerca.
Cuarenta minutos después ya estaba en la casa que mostraba huellas del paso del tiempo. Alli solamente bajo lo imprescindible y como si alguien lo llamase, dejo todo sin acomodar y bajo a la playa. Eran las cinco de la tarde y el mar estaba calmo. Fue apenas por un momento, porque grandes olas comenzaron a llegar a la playa y luego, un fuerte viento comenzo a soplar mar adentro. La escena se repetía como aquella trágica tarde, pero ahora estaba solo y en el ruido de las olas creía escuchar voces lejanas, voces queridas por lo que no volvió mas a Buenos Aires.

Mar del Tuyú 
 1 de febrero 2020 
 Scioscia Gerardo.

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