A Doña MARÍA de SALTA
Su voz serena y amplia
Decía tantas cosas,
De un paisaje lejano
Pintado de arrebol.
Con pájaros volando
Su sueño provinciano,
Y el perfume de albahaca
Como un bello color.
Hace un tiempo que ella
No ronda los caminos,
De la música nuestra
Que llevó en su corazón.
Quizás porque se ha ido
A descansar un poco,
Del trajín de esta vida
Que nos regala Dios.
Yo recién me despierto
Al lado de mi guitarra,
En mi cama a la izquierda
De esta habitación.
Y creo que sin pensarlo
Me vienen estos versos,
Acariciando mi alma
Igual que una canción.
Gabriel Tejo
Comentarios
Publicar un comentario